Decí gracias
En marzo de 2010 una escritora empezó a hacer una columna en el sitio Rumpus y se hizo muy famosa. Nadie sabía quién era esa persona. Su identidad se escondía bajo el nombre de "Sugar".
Con el paso del tiempo, y gracias a lo que revelaba a través de sus experiencias personales en sus textos, sus lectores se enteraron de que se trataba de una mujer de unos 40 años.
Durante dos años se mantuvo en ese anonimato hasta que, eventualmente, revelaron que la pluma detrás de "Sugar" era Cheryl Strayed, la autora del libro Wild: From Lost to Found on the Pacific Crest Trail.
Strayed solía contestar preguntas de los lectores. La respuesta que le dio a una chica, que firmó como "Seeking Wisdom", que tenía unos 20 años y le preguntaba qué consejo le daría a una Strayed de esa edad pero con la sabiduría actual, me resultó emocionante:
Querida Seeking Wisdom,
Dejá de preocuparte porque estás gorda. No lo estás. O quizás sí. Algunas veces vas a estar un poquito gorda pero, ¿a quién carajo le importa? No hay nada más aburrido y sin sentido que una mujer lamentándose por el hecho de que su estómago esté redondo. Aliméntate. Literalmente. El tipo de personas dignas de tu amor te amarán más por esto, corazón.
En el medio de la noche, en el medio de tus 20s, cuando tu mejor amiga se meta desnuda en tu cama, te abrace y diga, 'deberías alejarte de mí antes de que te devore', creele.
No sos una persona terrible por querer terminar una relación amorosa con alguien. No necesitás razones para irte. Querer irte es razón suficiente. Irte no te hace mala o incapaz de amar verdaderamente ni significa que nunca más vas a amar a nadie. Tampoco que estás rota moralmente o demente. Significa que querés cambiar los términos de una relación en particular. Eso es todo. Sé lo suficientemente valiente para romper tu propio corazón.
Cuando una pareja muy dulce pero terriblemente cagada de la cabeza te invite a su increíble departamento a tomar éxtasis, decí que no.
Hay cosas que no podés entender todavía. Tu vida será increíble y se irá desenvolviendo de a poco. Es bueno que hayas trabajado duro para superar tus traumas de la niñez en tus 20s, pero entendé que vas a tener que resolverlos otra y otra y otra vez. Vas a aprender cosas que solo se pueden aprender con la sabiduría de la edad y la gracia de los años. La mayoría de esas cosas van a tener que ver con perdonar.
Una tardecita vas a estar revolcándote en el piso de madera de tu departamento con un hombre que te dirá que no tiene forro. Vos vas a sonreír con esa determinación clásica tuya y le vas a pedir que te coja igual. Eso será un error que vas a tener que atravesar sola.
No te lamentes mucho por cómo tu carrera se desenvuelva. Vos no tenés una carrera. Tenés una vida. Hacé el trabajo. Tené fe. Sé sincera con vos misma. Sos una escritora porque escribís. Seguí escribiendo y dejate de quejar. Tu libro será real. Solo que no lo sabés todavía.
No podés convencer a las personas de que te amen. Esa es una regla absoluta. Nadie nunca te va a dar amor porque vos querés que te lo de. El amor real es libre en ambas direcciones. No pierdas tiempo.
La mayoría de las cosas van a estar bien eventualmente, pero no todo. Vas a tener que pelear y en algunas oportunidades vas a perder. Algunas veces vas a estar agarrada muy fuerte a algo pero te vas a dar cuenta que no hay otra que dejarla ir. La aceptación es un proceso personal.
Una tarde calurosa de la época en la que te enrollaste con la heroína, vas a estar yendo en el colectivo y pensando que sos un pedazo de mierda que no vale dos pesos cuando una chica se va a subir sosteniendo dos globos violetas. Te va a querer dar uno de los globos, pero vos no lo vas a agarrar porque pensás que ya no tenés derecho a cosas tan hermosas. Estás equivocada. Sí tenés ese derecho.
Tus ideas de la vida de los demás están directamente relacionadas con tu ingenuidad. Muchas personas que vos creés que son ricas no lo son realmente. Muchas personas que creés que la tienen fácil trabajaron duro para tenerlo. Muchas personas que parecen moverse por el mundo sufrieron y están sufriendo. Muchas personas que te parecen viejas y repletas de niños, autos y casas alguna vez fueron tan cool y modernas como vos.
Cuando conozcas a un hombre en la puerta de un restaurante mexicano que después te va a estar besando mientras te explica que esos besos 'no significan nada' porque, por más que le gustes mucho, no quiere una relación seria ni con vos ni con nadie en este momento, reíte y devolvele el beso. Tu hija va a tener el mismo sentido del humor. Tu hijo sus ojos.
Los días sin sentido van a darte algo. Los trabajos de camarera de mierda. Las horas escribiendo en tu diario. Los largos paseos. Las horas leyendo poesía, colecciones de cuentos, novelas y diarios de muertos y cuando te preguntabas sobre el sexo y Dios y si deberías afeitarte las axilas o no. Estas cosas son las cosas que te van a formar.
Una Navidad de tus 20s, cuando tu mamá te regale un abrigo para el que guardó plata durante meses para comprarlo, no la mires de arriba a abajo. No lo levantes y digas que es más largo de lo que te gustaría y que posiblemente sea demasiado caluroso. Tu mamá se morirá en primavera. Ese abrigo será el último regalo que te de. Te arrepentirás por el resto de tu vida de las cosas que no le dijiste.
Decí gracias.
Atentamente,
Sugar
Tus hijos no son tus hijos
La última edición de observando publiqué un poema de Harry Baker, un pibe de unos treinta y pocos, que se llama “Instrucciones para mi muerte” y es uno de mis preferidos de toda la vida junto alguno de Bukowski, Idea Vilariño, Whitman y… no mucho más. Es que no soy alguien que lea tanta poesía (de hecho empecé a incluir poemas acá en el newsletter cuando quise, de alguna manera, empujarme a leer más).
El otro día, gracias a un viral que me crucé en alguna red social, llegué a “Tus hijos no son tus hijos”, de Kahlil Gibran que también quedará entre mis favoritos para siempre.
Te lo comparto.
Tus hijos no son tus hijos
Tus hijos no son tus hijos,
son hijos e hijas de la vida,
deseosa de sí misma.No vienen de ti,
sino a través de ti,
y aunque estén contigo,
no te pertenecen.Puedes darles tu amor,
pero no tus pensamientos,
pues ellos tienen sus propios pensamientos.Puedes abrigar sus cuerpos,
pero no sus almas,
porque ellos
viven en la casa del mañana,
que no puedes visitar,
ni siquiera en sueños.Puedes esforzarte en ser como ellos,
pero no procures hacerles semejantes a ti,
porque la vida no retrocede ni se detiene en el ayer.Tú eres el arco del cual tus hijos,
como flechas vivas,
son lanzados.
Deja que la inclinación,
en tu mano de arquero,
sea para la felicidad.
Mariana Enríquez, el arte y la inteligencia artificial
Trabajo en un campo donde, todos los días, estoy hablando de inteligencia artificial. Bah. De y con inteligencia artificial. Pero no solo la uso para mi trabajo, sino también para mi vida cotidiana. Le pregunto cosas, le pido que me de ideas, scripts en Python que me divierto editando.
Y si bien no me deja de resultar fascinante, pienso muy seguido en su pata creativa. En qué pasará en el futuro si estas tecnologías continúan mejorando como viene pasando. Qué pasará si llega ese momento en el que puedan escribir canciones, libros, poemas como el de Gibran o Baker sin que nosotros nos demos cuenta, sin que podamos distinguir ese profundo sentimiento de sabiduría.
Mariana Enríquez habló de eso en una entrevista:
El problema con la inteligencia artificial es que si hay algo que no tiene es problemas. Problemas en todo sentido. Problemas psicológicos, problemas personales, problemas sociales.
Y por lo tanto, no puede sentir. No estoy diciendo que no tiene sentimientos porque eso es un poco cursi. No puede sentir porque no tiene cómo. No estoy hablando ni siquiera de mística, de almas, sino de una cosa muy básica que hace que lo que produce una persona sea único porque está atravesado por eso. Por sus dramas, por sus obsesiones.
Entonces, lo que puede hacer es reproducir. Y lo puede reproducir muy bien, pero el aura no la va a poder tener nunca. Es imposible.
Lo que sí puede pasar es que se vuelva indistinguible, desde lo formal.
Eso sí es terrorífico porque dónde nos vamos a ubicar, como humanos, en la gran expresión humana que es el arte. Porque, en realidad, lo único que puede hacer el ser humano, únicamente, es arte. Lo único.
Nosotros producimos cultura.
Y lo que plantea es lo que más preocupa.
Porque sabemos que no vamos a poder crear inteligencias artificiales que sientan. Si “sienten” será porque fueron programadas para eso, pero no dejará de ser un sentimiento falso. De alguna manera, no son más que imitación. Imitación de lo que nosotros hicimos en el pasado. Entonces, sus creaciones no serán genuinas nunca. Serán copias repetidas e iteradas, quizás incluso “mejoradas” para algunos ojos, de lo que los humanos primero sentimos y después nos encargamos, trabajando duramente para ello, de plasmarlo para compartirlo con otros. Siempre irá aprendiendo de nosotros para poder copiarnos de la mejor manera posible.
Y si bien en la esencia nunca podrá reemplazarnos, retomo lo que decía Mariana. ¿Qué pasa si llega el punto en el que no podamos determinar si una obra, de tan buena y profunda, fue creada por un humano o una tecnología? ¿Dónde nos vamos a ubicar nosotros? ¿Qué nos hará diferente a una máquina?
Mientras me hago estas preguntas, me refugio en las palabras de otro gran artista que admiro y quiero y que ya usé alguna vez en observando. Él habla de las canciones porque es la forma de expresión que eligió para comunicar lo que siente, pero aplica a cualquier tipo de arte:
Lo que GPT es, en este caso, es la réplica como farsa. ChatGPT puede estar capacitada para escribir un discurso, un ensayo, un sermón o un obituario, pero no puede crear una canción genuina. Quizás con el tiempo pueda crear un tema que sea indistinguible de una original, pero siempre será una réplica.
Las canciones surgen del sufrimiento, es decir, se basan en la compleja lucha interna humana de la creación y, que yo sepa, los algoritmos no sienten. La información no sufre. ChatGPT no tiene un ser interior, no estuvo en ningún lado, no soportó nada, no tuvo la audacia de ir más allá de sus límites, y por lo tanto no tiene capacidad para compartir una experiencia trascendente, ya que no tiene límites de los cuales trascender. El papel triste de GPT es que está destinado a imitar y nunca puede tener una experiencia humana auténtica, sin importar cuán devaluada e intrascendente pueda volverse la experiencia humana con el tiempo.
Quizás lo único que nos queda sea la autenticidad de nuestros sentimientos. Por suerte, no es poco.
Quote
“El hombre es libre en el instante que quiere serlo”.
— Voltaire
Outro
Hola, ser del bien, ¿cómo va? Yo super. Es sábado, son las 7.16 mientras escribo esto y el barrio todavía está dormido. Me levanté para abrir las ventanas de casa para poder escuchar los pajaritos y volver a la cama. No todos tienen ese privilegio estando en Capital. Igual, suele ser la única hora a la que se los puede escuchar. Después se mezclan con los gritos de los nenes que llegan de la plaza que está al lado de casa, las bocinas y la locura de los días citadinos.
Las últimas semanas fueron una locura. Primero tuve un congreso de diseño que me cautivó de una manera espectacular pero, como duró varios días, hizo que se me amontonara una cantidad de trabajo terrible que después tuve que correr para terminar. Además, hice un viaje relámpago a Córdoba para acompañar en su recibida a alguien que quiero mucho. Salí un miércoles a las 4 de la mañana y llegué a casa el jueves a las 2 de la mañana. Imaginate.
Este fin de semana va a ser movidito. Hoy primero voy a acompañar a Maca porque va a correr la milla urbana, una carrera de, justamente, una milla en Buenos Aires que corren miles de personas y es divertidísimo. Todos lo dan todo, corren a su máximo y las carreras, que son varias diferenciadas por edad, duran solo unos pocos minutos.
Después me voy con un amigo a una fiesta de música electrónica que es, obviamente, a la tarde porque soy un señor mayor que quiere bailar pero que no se queda despierto toda la noche ni a las piñas. Empieza a las seis de la tarde y termina a la medianoche. Así que después picaremos algo por ahí y a dormir para disfrutar de los pajaritos del domingo.
Sé que últimamente no estoy respetando demasiado las fechas de salida y en vez de cada dos semanas estoy enviando el newsletter cada tres. No es la idea, la verdad, pero estoy haciendo muchos malabares para poder hacer encajar el tetris del trabajo, los proyectos freelance y el tiempo libre que queda. No es queja ni me estoy excusando. Te cuento porque me gusta que siempre entiendas los motivos por los cuales algunas veces no llego.
Antes de irme, una recomendación. Si te cabe la literatura el newsletter Al Margen, que escribe el amigo de la casa Sebastián Lidijover, una de las personas que más sabe de libritos que conozco, te va a encantar. Seba elige temáticas para cada entrega. Y como soy fan de leer libros que hablan de libros o de autores que cuentan sus procesos, hay dos ediciones en particular que, justamente se titularon Libros sobre libros (I y II), que me volaron la cabeza.
Un detalle: Al Margen es de Bookmate, que como te conté en algunas ediciones anteriores está auspiciando observando. Lo aclaro para que lo sepas, pero también aclaro que nunca recomendaría nada que no me cautive acá porque, como reza el dicho popular, observando no se mancha. Lo recomiendo porque lo que hace Seba es precioso.
Como siempre te digo, si te gusta lo que hago en observando y querés colaborar, podés hacerlo mensualmente, comprándome un cafecito o recomendándolo a quien vos consideres que pueda gustarle.
Ahora sí, te dejo para que disfrutes de tu domingo.
Gracias por estar del otro lado, por acompañarme y no enojarte porque no siempre encuentro tiempo para mandar las ediciones cuando debería.
Te mando un abrazo,
Axel