Hola, ser del bien, ¿cómo va eso? Ya ni debés saber quién te está escribiendo. Soy Axel, el de observando. El que ahora escribe cuando, digamos, le sale, o encuentra tiempo, o... vos me entendés.
No sabés todo lo que pasó en los últimos tiempos. No es excusa, eh. No escribí porque usaba mi tiempo libre para descargarme y estar un poco más tranquilo, pero pasaron cositas.
Un mes o algo así antes de fin de año Maca tuvo un problema de salud. Grave. Muy grave. Ahora, después de días durísimos, las cosas parecen empezar a ordenarse. Ordenarse es una forma de decir, porque todavía hace falta recuperación y tiempo, pero ese tiempo también va a ayudar a solucionar las cosas y volver a la "normalidad".
Charlando con una jefa que me ayudó muchísimo durante ese tiempo le comenté que me costaba entender cómo es que el mundo podía seguir adelante tan así como así, sin cambiar en absoluto, como si nada estuviese pasando.
Cómo es que uno podía estar tan en stand by, tan a la espera de buenas noticias, mientras todo en la calle seguía exactamente igual que antes. Los gritos, las bocinas, la gente en el kiosko, esperando el colectivo para ir al trabajo. Y uno pasaba por ahí un poco zombie y monotemático rumiando sobre lo mismo hacía días.
Mi jefa me decía que a ella le había pasado lo mismo cuando su madre había estado enferma. Todos seguían como si nada mientras ella estaba en un limbo de incertidumbre y miedo. Miedo, sobre todo. Seguro muchos de los que están leyendo esto lo entiendan perfectamente. Después de todo, enfrentar el malestar de una persona amada es parte de la vida.
Si sos de los que están por acá hace tiempo sabés que no creo en nada, pero no sabés cuánto necesité creer en algo. Cada vez entiendo más a las personas que se acercan a las religiones en momentos de crisis. O a la espiritualidad. O a lo que sea que pueda abrazarlos de una manera más omnipresente.
Una vez pasé por la puerta de una de las iglesias del barrio y me metí. Recoleta está llena de iglesias. Era la hora de la misa así que llegué hasta la entrada y miré desde ahí. No sentí demasiado, pero por las dudas pedí ayuda igual. Vaya uno a saber.
En momentos de crisis todo vale. Hasta en lo que no crees. Dije que iba a volver a agradecer después de que todo saliera bien. Todavía no volví y me siento en falta. Me da un poco de gracia y culpa, pero más gracia. A mi favor, ella no está del todo bien, así que quizás puedo excusarme por ese lado. Todavía no arranqué y ya me estoy excusando. Es una joda.
Te decía que ahora las cosas están empezando a normalizarse. Maca, además de los ejercicios diarios que le dio la fisioterapeuta, está empezando a curiosear otra vez con sus formas de hacer arte. Pensando en Servicio Postal, en Parsimonia.
Yo estoy escribiendo observando –no deja de sorprenderme cómo mutó a lo largo de los años– un sábado al mediodía después de meses, ella con su mamá y su tía charlando en el living. Yo miro un recital en YouTube y tomo un vaso de vino con hielo. Esa normalidad que me parecía tan extraña y lejana empieza a achicar la distancia. Eso me emociona hasta las lágrimas.
Gracias por seguir ahí siempre.
Un abrazo inmenso,
Axel
❤️ les mando toda la buena energía para ustedes ❤️
Un abrazo para ambos, Axel. Todo pasa siempre. Mientras tanto, mucha ternura y días de sol.