No hay banda
Hay personas que son muy buenas haciendo regalos. Gente creativa que, sobre todo a través de la escucha, entiende qué es lo que le gusta a las personas que tiene alrededor o qué es lo que necesitan. Una de esas personas es Mica, una gran nueva amiga que conocí hace solo meses y con quien pegué una onda brutal. Para mi cumpleaños, Mica me regaló un kit que incluía dos fanzines y entradas para que fuera al teatro.
Los fanzines son dos ediciones preciosas de las que probablemente te hable más adelante, mientras que la obra era No hay banda.
No sé tanto de teatro y quizás hable un poco desde la ignorancia y lo que hace Martín Flores Cárdenas en su obra es algo más convencional de lo que imaginaba, pero me da la sensación de que no. Martín usa un recurso que me pareció espectacular. No hay banda se trata de un unipersonal donde el autor usa una forma de contar su historia única: relata, con guión en mano, cómo fue una obra que hizo solo una vez en su vida en una bienal de Brasil. Esa obra tenía, como hilo conductor, la muerte de su abuelo.
Es raro lo que sucede porque el actor, que dice una y otra vez que odia actuar y que lo hará lo menos posible durante toda la presentación, cuenta su historia a través del relato de la obra anterior. Como si se tratara de un ensayo con un poco más de producción. Los espectadores, entonces, recorremos el esqueleto de la obra, atravesando las escenas mientras Martín cuenta qué fue lo que pasó en esa obra original.
Pero no se queda ahí. Entre tragos de whisky que toma de una taza de café, nos vamos compenetrando con el relato existencialista que tiene que ver con la vida, la muerte, el arte, la familia, las relaciones, la soledad. Es una obra triste, dura y profunda.
My Year of Dicks y The Boy, the Mole, the Fox and the Horse
El otro día me crucé con un video no sé si en Instagram o TikTok donde un pibe hablaba de los cortos animados que habían sido nominados a los Oscars en 2023. De los que recomendó, me llamaron la atención dos: My Year of Dicks y The Boy, the Mole, the Fox and the Horse.
My Year of Dicks me llamó la atención, primero, por su nombre. La traducción literal sería algo así como "Mi año de pitos" y tendría sentido porque el corto, creado por Pamela Ribon, cuenta justamente eso: cuando tenía 15 años y una necesidad imperiosa de tener relaciones sexuales por primera vez.
Pero a medida que avanza el corto te das cuenta que en realidad el nombre es un juego. Un juego entre la intención de ella de conseguir pitos y, también, porque los chicos con los que se cruzó durante ese año eran terribles forros. Y en inglés la palabra “dick” funciona de esa manera: para señalar a alguien que es, justamente, un forro.
Pero My Year of Dicks va más allá, porque habla de la amistad, de la incondicionalidad, de ese momento en nuestras vidas en los que nos empezamos a hacer más adultos, de lo poco preparados que estaban nuestros padres para hablarnos de sexo. Un corto muy coming of age. Dura 25 minutos y se puede ver gratis.
Por otra parte, The Boy, the Mole, the Fox and the Horse me pareció de lo peor. Una oda a las frases trilladas estilo Osho. Había visto algunas pequeñas partes del film recortadas que se habían viralizado mucho por TikTok y que tenían que ver con la salud mental. Decidí verlo porque esos recortes me habían resultado interesantes. Bueno, no. Son frases hechas tras frases hechas.
Wednesday
El otro día antes de dormir, como hago siempre, estaba scrolleando como un psycho autómata en redes sociales (Como verás mucho de lo que consumo llega a través de redes. Quizás no sean tan malas después de todo) hasta que, en un momento, me encontré con un video bastante largo de Wednesday, el spin-off de Los Locos Addams que cuenta la vida estudiantil de Merlina o, en inglés, Wednesday. En el video se podía ver, entre otras, una escena donde una pibita rubia le presentaba a la protagonista de la serie al grupo de los hombres lobo, de las sirenas, los vampiros, los psíquicos y todos los outcasts que hay en el show. Me enganchó, pero por los motivos, digamos, equivocados. Me enganchó porque en lo primero que pensé fue en la saga de Harry Potter. Cómo estaban vestidos, cómo se diferenciaban en grupos con poderes (aunque en Hogwarts sucede con las casas), que prácticamente todo se diera en la escuela o en sus alrededores. Como buen fanático de Harry y de muchas de las producciones de Tim Burton, decidí verla.
Sabía en lo que me metía. Entendía que no sería una serie de los Addams ni como me hubiera gustado –un show para adultos con sangre, puteadas y sexo al estilo True Blood– ni con una trama demasiado profunda. Pero, teniendo eso en cuenta, admito que la pasé super viéndola. Lo que más me gustó, desde todo punto de vista, fue esa oscuridad constante que tiene Burton en todas sus producciones seguido por las actuaciones. Christina Ricci, Catherine Zeta-Jones, Luis Guzmán, Gwendoline Christie (pegué un grito cuando vi que actuaba en la serie porque amo absolutamente a Brienne of Tarth de Game of Thrones). Un cast muy potable aunque los más pibitos no sean los mejores actores del mundo.
Tiene lo que este tipo de shows debe tener: un poco de suspenso, giros en la trama que decís “dale, kinga, dejate de joder”, diferentes grupos con los que sentirse identificados (si en Hogwarts era Slytherin o Gryffindor acá son los hombres lobo o las sirenas), pasadizos que cualquier persona con dos dedos de frente podría descubrir en el lapso de dos horas pero que en la serie son ultra secretos, personajes con poderes sobrenaturales y un sentimiento de absoluta nostalgia para los espectadores un poco crecidos como yo por ver personajes como el Tío Lucas (que recién ahora me entero que se llamaba en inglés Uncle Fester), Dedos, y Largo.
No es una serie que te vaya a dejar pensando. Es una de esas que podés mirar mientras te preparás un mate o te servís una copa de vino sin siquiera tener que poner pausa pero, si fuiste fan de Harry y de Los Locos Addams, probablemente te toque una fibra nostálgica.
Shrinking
No sé por qué empezamos a ver Shrinking, la nueva serie de Apple TV+ que tiene como protagonista a un grupo de psicólogos, pero puedo decir que me conquistó desde la presentación y el motivo no tiene nada que ver con el show en sí, sino con su música. El tema del opening lo hizo mi amado Ben Gibbard, cantante de dos de mis bandas preferidas de la adolescencia, The Postal Service y Death Cab for Cutie. Pero si bien ya tenía la mitad de mi corazón conquistado, cuando fueron avanzando los minutos del primer y segundo capítulo ya me di cuenta que me había enamorado por completo.
Shrinking, como te comentaba, tiene como protagonista a un psicólogo que se pudre de su relación con sus pacientes y decide cambiar la manera en la que los trata. Es decir, dejar el profesionalismo atrás para pasar a ser algo así como un amigo muy cercano que sabe todo sobre ellos y que, a partir de eso, les dice directamente lo que tienen que hacer. A una de sus pacientes la empuja a dejar a su pareja chota que la maltrata y la insta a irse a vivir con su hermana. A otro lo acosa en un restaurante para decirle que deje de hacerse el duro y se muestre como realmente es en una cita que estaba teniendo. A otro incluso se lo lleva a vivir con él a su casa cuando sus padres lo dejan en la calle.
En el medio de todas esas situaciones bastante graciosas y dramáticas por momentos, el duelo del protagonista, llamado Jimmy Laird y que es interpretado increíblemente por Jason Segel, a quien seguro conozcas por actuar de Marshall en How I Met Your Mother, y la enfermedad de Paul Rhoades, que es encarnado por Harrison Ford y, sin dudas, se lleva la serie. No hay escena donde esté Ford que no te haga reír o emocionar.
Una vez alguien me dijo que este tipo de shows, junto con otros como Please Like Me, Modern Family o Parks and Rec, entre muchos otros, son esos shows a los que en inglés se les dice “wholesome”, que podríamos traducir como algo así como reconfortantes. Y es exactamente lo que me pasa con Shrinking. Lo veo y si bien sufro con sus personajes, termino esos 30 minutos de capítulo sintiéndome bien, habiéndola pasado super, queriendo a sus protagonistas y deseando que les vaya lo mejor posible.
Quote
“Leo porque una vida no es suficiente”.
— Richard Peck
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Poema de la semana
Sueños
Aférrate fuerte a los sueños
porque si los sueños mueren
la vida será como un pájaro con un ala rota
que no puede volar.
Aférrate fuerte a los sueños
porque cuando los sueños se van
la vida es un campo desierto
congelado por la nieve.
– Langston Hughes
Outro
Hola, ser del bien que me hace el aguante y lee los socotrocos que te mando por correo, ¿cómo estás? Yo muy bien. El primer puesto en “cositas que le hacen bien a Axel” están los feriados extra large y este fin de semana, es de esos porque en Argentina el lunes y martes no se trabaja por Carnaval. Gracias, dios del carnaval. Gracias por este tiempo libre que tanto nos hace falta.
Como habrás visto, observando este domingo se mudó. No solo el correo llegó a través de observando@substack.com sino también cambió de diseño. Se debe a que, como te vine contando en las últimas ediciones, dejé de usar Mailchimp, la plataforma que tuve desde que nació observando hace ya más de cinco años. Me da un poco de fiaca y miedo dejar atrás un servicio que funcionó siempre tan bien y que entiendo casi a la perfección, pero creo que Substack va a resultar bien. Incluso hay algunas características, como poder recomendar otros newsletters, por ejemplo, que me encantan y que Mailchimp no permitía ni de cerca por ser un producto enfocado a otro target. Veré cómo va todo. Si la experiencia llega a ser mala, siempre puedo volver con el rabo entre las piernas. ¿A vos cómo te resultó? Me importa mucho tu feedback.
Cambio de tema rotundamente. En los últimos días me di cuenta que me quedé sin demasiados canales de YouTube para ver. Algunos que consumía mucho me dejaron de interesar y otros simplemente dejaron de subir contenidos. Soy muy fan de algunos en particular, como Bajoneando por hay, del groso absoluto de Ramita, de Historias Innecesarias, del bestia de Damián Kuc, de Hot Ones, el programa que entrevista a artistas famosos mientras comen alitas de pollo con picantes que te vuelan la cabeza, y un par más que hay dando vueltas. El tema es que de la mayoría de esos canales consumí todo o, al menos, todo lo que me importaba, así que emprendí una ardua búsqueda para encontrar otros creadores de contenidos que me parecieran interesantes. No tuve mucho éxito y el único que te recomendaría si sos un toque foodie es Bon Appétit. Hay una serie de producciones donde pasan 24 horas en restaurantes con estrellas Michelin que me encantaron para entender cómo se labura en sitios de elite.
Y como no sabía más por dónde buscar, fui a mi lugar de recomendaciones predilecto: Twitter. Como siempre, pedí que me contaran cuáles eran los youtubers favoritos que estaban viendo sin importar qué tema cubrieran. Ya contestaron varias decenas de personas, así que ahora tengo para entretenerme. El único que vi hasta ahora de todos los que me recomendaron, y del cual ya me hice fanático, debo admitir, es de Lethal Crysis. Ayer con Maca nos quedamos hasta tarde viendo su serie de videos de la Antártida. Qué pibe del bien.
Si vos también andabas un tanto corto de youtubers, quizás te interese alguno de la lista.
Bueno, te dejo tranquilo. A disfrutar el día.
Como siempre te digo, recibir observando es gratis, pero hacerlo no tanto (aunque nos hayamos librado de MailChimp). Si querés colaborar, podés aportar mensualmente, comprarme un cafecito o recomendarlo en tus redes sociales. Voy a agradecerte un montón.
Te mando un beso grande y hasta dentro de dos semanas.
Axel
Por las mismas razones que seguro tú tuviste, también mudé mi newsletter a substack. Hasta ahora estoy feliz. La limitación en el diseño, paradójicamente, me hizo mejorar el diseño. Y siento que llega mejor a bandeja de entrada y no tanto a spam como mailchimp. Así que todo saldrá bien, Axel. Saludos.