Parte de la felicidad, de Dolores Gil
El otro día tenía un tiempo muerto entre reunión y reunión y como me dolía la cabeza porque no había salido de la computadora durante horas ni siquiera para ir al baño, fui a caminar unas cuadras para despejarme.
Cerca de casa hay varias librerías. Las librerías son como estar en el medio de la ruta: el mundo, el tiempo, corre diferente en esos lugares. Me crucé con una, entré y me puse a ver los libros que estaban expuestos. Había uno de Ian McEwan que casi me llevo, una edición de Lolita que tenía una tapa preciosa de esas de diseño y algunos otros a los que no les presté mucha atención. Me llevé Parte de la felicidad de Dolores Gil.
No sabía mucho del libro. Me lo habían recomendado varias personas, pero nunca había indagado demasiado. Es de la editorial Vinilo, que publica libros de no ficción pero que son contados como si fueran nouvelles, relatos cortos en primera persona que pueden leerse de una sentada. Parte de la felicidad, de hecho, tiene solo 44 páginas. Pero son 44 páginas que valen la pena como pocas.
El relato de Dolores surge de una chispa. Una chispa nace del carbón quemándose para hacer un asado un fin de semana cualquiera que, en pocas palabras, le destruye la vida. A ella y a toda su familia. Porque esa chispa termina en la muerte de su hermana más chica. Ese es el hecho que atraviesa este relato.
De ahí la recuperación, o el intento de recuperación, los recuerdos, los lugares donde constantemente se la encuentra, los lugares a los que su hermana nunca fue y que funcionan como vía de escape. Vía de escape porque ahí no hay recuerdos.
Te comparto un capítulo desgarrador:
A veces parece que deja de doler. Entonces algo mínimo la trae de vuelta: una canción, su nombre escuchado para llamar a otra niña en la calle, una cabellera enrulada que pasa por al lado. Y los sueños. Esa sala de tormentos fabricada especialmente a mi medida.
Durante 28 años soñé que la abandonaba, que me la olvidaba, que la perdía en la multitud, que de repente volvía como si no hubiera pasado nada. Nunca la soñé ensangrentada. Siempre una muerta viva, una pequeña zombie congelada en sus seis años que pide más y más, como diciendo "Acá estuve siempre. ¿Por qué me dejaron? Acá estoy. Acá en tu mente. Acá me doy vuelta y te sonrío. Acá me escapo corriendo. Acá desobedezco a mamá y me arrojo a la muerte. Acá jugamos a las muñecas juntas. Acá te muestro mis rulos y mis ojos castaños. Los mismos que tiene tu hijo. Acá está mi carcajada. Acá estoy enterrada. Acá me recuperan. Acá vuelvo. Acá no pasó nada. Acá estoy. Estoy acá."
Muchas veces me pregunté por qué le había tocado a ella y no a mí. Como si se trataran de figuritas de distinto valor, me parecía que ella tenía que vivir. Era la más linda, la más graciosa, la más especial. Nunca se me ocurrió pensar que ese lugar lo podría haber ocupado Vicky.
Cuando vuelve en sueños me despierto con una certeza. Manu tiene razón. No es que me haya olvidado de ella, pero la borré de mi lenguaje. Como una cobarde. Me merezco el castigo cada vez. Lo recibo con los brazos abiertos.
Y otro:
Si no escribo este libro no puedo seguir viviendo.
Me duele en el cuerpo. Hace tres días me senté a terminarlo y el dolor me raja la cintura, los hombros. El cuello duro no me deja mirar a la derecha. Tengo una piedra en el estómago que no puedo tragar. Me duele el ceño como si me hubieran pegado una piña que me dejó atontada, pero si no escribo este libro no puedo seguir viviendo.
Escribir en vez de padecer, me dice mi analista. Le digo que me gustaría tratar de recordar los modos particulares de Manuela. Cómo se vestía, cómo hablaba, qué cosas le gustaban, por qué lloraba, qué la ponía contenta, pero en mi cabeza el episodio está iluminado por un reflector poderosísimo, por una luz cegadora de un blanco tan absoluto que no me deja ver nada.
–Estoy encandilada–, le digo.
Intento explicarle que apenas toco un recuerdo se desvanece por completo, como si mi memoria fuera un castillo de arena que se derrumba en el viento.
–¿Para qué querés recordar lo que pasó?–, me pregunta.
Le sugiero un poco en serio y un poco con ironía que debería probar con hipnósis. Tal vez así se descorrería el velo que oculta todas las palabras que no puedo pronunciar sobre su muerte. Pero no es que no quiera. No las encuentro.
Si bien no paré de llorar durante todo el libro, siento que también hay una especie de herida que va curando a medida que avanza el texto. Dolores, con el paso de los años, se convierte no solo en una hermana que sufre, sino también en una madre que piensa en el futuro como algo prometedor después de tenerlo a Félix, su hijo.
En Félix encuentra la fuerza y el amor para escapar del abismo. Pero también es ese chiquito quien le recuerda, constantemente, que el abismo está ahí. Ella misma se lo dice a una amiga: “Si le pasa algo a Félix yo me mato, me suicido”.
Cuando terminé Parte de la felicidad, sentí una especie de alivio. No porque terminara, sino porque Dolores logró encontrar la manera de sobreponerse a través del amor y la literatura.
Hay una frase muy cliché que leí cientos de veces y que me pudrió un poco que dice algo así como que la literatura te permite vivir vidas que nunca vas a poder vivir. Este libro es de esos porque nos permite atravesar, al menos un poco, ese dolor único y terrible que está ligado a la pérdida de alguien que es mucho más que tu sangre.
Are You There God? It’s Me, Margaret
Hace un tiempo recomendé un link donde una revista, ni me acuerdo cuál era pero era una de esas famosas como Esquire o Variety, recomendaba las mejores películas que se habían estrenado ese mismo año. En esa misma edición de observando comenté que ese tipo de listas me vienen super porque nunca suelo saber qué películas ver. Paso un rato muy largo en Netflix, HBO, Prime o Disney+, termino cansándome y vuelvo a ver un episodio viejo de The Office o cuelgo con YouTube o TikTok.
Así es como Lalesito, un lector del newsletter que recomienda películas y series, me mandó un mensaje por Instagram: "Si no ves Are You There God? It’s Me, Margaret te pego un corchazo". Él fue mucho más dulce con su mensaje, pero eso es lo que mi cerebro interpretó, así que esta semana vi este coming of age precioso que cuenta la historia de Margaret, una piba con un papá judío y una madre cristiana que se muda de la cosmopolita New York al mucho más barrial New Jersey.
Amo los coming of age, esas historias que cuentan cómo de a poco vamos creciendo, dejando atrás la inocencia de la niñez para ver cómo nuestros cuerpos cambian, nuestras amistades, nuestros gustos. Pero además de todo eso, que la peli lo cuenta de manera espectacular, Are You There God? It’s Me, Margaret tiene un condimento que este tipo de films no suele tener: mucha religión.
De movida esto para mí sería algo negativo. No me suelen interesar las películas que toquen temas relacionados a la religión porque simplemente no es algo que me interpele. Pero la peli, que está basada en el libro que escribió Judy Blume, lo toca desde una perspectiva completamente diferente y disruptiva.
Los padres de Margaret, dos personas profundamente dulces que le dan una libertad única a su hija, decidieron que ella podría elegir la religión que le pareciera. Así es como, de un momento para otro, Margaret se ve en el medio de la compleja decisión de tener que optar por el judaísmo o el cristianismo. Mucha filosofía, mucho de "¿existe realmente?", "¿me está escuchando?", "¿podrás hacer alguna de las 200 mil cosas que te pido?". Todo desde la mirada de una chica de 11 años. Si estás colgado ahí buscando qué ver sin dar con nada, esta es una opción buenísima.
¿Un poco de UX?
Hace un tiempo comenté acá en observando que había cambiado de trabajo y un poco de carrera, aunque sigo colaborando con algunas publicaciones.
Fue hace ya más de un año, así que lo resumo: durante mucho tiempo trabajé en un diario, pero un día conocí una disciplina llamada UX Writing que me enamoró. Lo que hace un UX Writer, lo que hago yo, es diseñar experiencias con palabras para que el uso de aplicaciones, sitios, chatbots y demás productos digitales sea lo más simple y dinámico posible poniendo siempre a las personas en el centro.
Una de las cosas que me atrapó es la atención absoluta que se le pone a las palabras, a la intención que hay detrás, a cómo podemos editarlas para que la experiencia de las personas que están del otro lado sea clara y disfrutable. Algo así como la búsqueda de una mejora constante a través del uso del lenguaje. ¿Cómo no me iba a enamorar?
Hace unas semanas, hablando con Seba, el líder de mi equipo de writers, le contaba que estaba pensando cómo hacer para poder incluir en observando esto que me tiene hoy tan obsesionado. Cómo hacer para compartir cosas que puedan interesarle a personas que no están en contacto con la disciplina. Y me dijo algo que me resultó bastante revelador: quienes leen este newsletter, de alguna manera como yo, son nerds ávidos de data. De películas, de libros, de cartas, de enlaces, de notas interesantes y, por qué no, de algunas ramas dentro del UX que de alguna manera nos involucran a todos.
Así que acá estoy, escribiendo sobre experiencia de usuario en observando, cosa que hace algún tiempo hubiera imaginado imposible.
Hoy te voy a contar sobre algunos principios que se usan constantemente en mi laburo, pero no porque sean exclusivos de la disciplina, sino porque tiene que ver con cómo leemos, pensamos, recordamos los seres humanos. Todo está, de alguna manera, relacionado con nuestra psicología.
El Efecto de Von Restorff
Este principio, que fue nombrado a partir de la psicóloga alemana Hedwig von Restorff, habla del aislamiento. Cuando hay muchos elementos parecidos, lo que recordamos es aquél que se destaca. Por eso se le da tanta importancia, por ejemplo, a la diferencia de colores o tamaños en el diseño.
La Ley de Miller
En 1956 George Miller, uno de los fundadores de la psicología cognitiva, hizo una serie de estudios para determinar cómo funciona la memoria inmediata y cuánta capacidad tenemos los humanos de poder recordar. El resultado fue que podemos acordarnos de siete cosas como mucho. Este es el motivo por el cual intentamos escribir lo más conciso posible y, cuando nos encontramos con una lista de más de cinco o seis opciones, agarramos la tijera.
La Ley de Tesler
Esta me encanta. La Ley de Tesler reza que todos los sistemas tienen un nivel de complejidad que no puede reducirse. ¿Qué quiere decir? Que todos los procesos tienen una dificultad base que un diseñador no va a poder resolver. Lo que hacemos en esos casos es trabajar sobre el contexto, para que el usuario llegue ahí lo menos cansado posible.
Y puede parecer obvio, pero muchas veces en nuestro trabajo diario queremos que todo sea tan simple para el usuario que nos abstraemos demasiado y terminamos complejizando algunas cosas.
Parece que en el diseño, como en la vida, algunas cosas no pueden hacerse más simples.
Efecto de posición serial
Este efecto se tiene en mente cuando hay una lista de items. Lo que dicta el principio es que las personas recordamos, sobre todo, el primero y el último. ¿Qué significa esto? Que lo más importante debe estar o al principio de un texto, al menos en mi disciplina, al final.
Bueno, la corto porque tengo miedo de que te estés aburriendo. Pero si no te aburriste y querés más porque aguante nerdear, te cuento que estas son leyes básicas y super universales que saqué de un libro que se llama Laws of UX: Using Psychology to Design Better Products & Services que escribió Jon Yablonski. Si lo que te compartí más arriba te pareció interesante, el libro lo profundiza un montonazo.
Quote
“El que no se atreve a ofender no puede ser honesto”.
— Thomas Paine
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Dwells, un DJ de New York, mixeó "Everything In Its Right Place" de Radiohead y "N95" de Kendrick Lamar. Le puso “Take Off Everything” y es espectacular.
Así se hacen lápices en una fábrica japonesa.
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"El camino a la felicidad es estrecho pero fácil", dice Arthur Brooks en The Atlantic. TL;DR: atendé a tus relaciones con la importancia que atendés a tu carrera o al generar dinero.
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Poema de la semana
Él desea las telas del cielo
Si tuviese yo las telas bordadas del cielo,
Recamadas con luz dorada y plateada,
Las telas azules y las tenues y las oscuras
De la noche y la luz y la media luz,
Extendería las telas bajo tus pies:
Pero, siendo pobre, sólo tengo mis sueños;
He extendido mis sueños bajo tus pies;
Pisa suavemente, pues pisas mis sueños.
– W.B. Yeats
Outro
Hola, ser del bien, ¿cómo va? Yo super. Es domingo, afuera hay un sol precioso y hace bastante frío, así que no te voy a mentir: todavía sigo en la cama. Cuando termine de escribir esta edición, corregirla, cargarla en Substack y enviarla me voy a levantar, ir a comprar unas medialunas, preparar un mate y después de desayunar voy a ir a votar. Vamos a ver qué pasa con eso.
Ayer tuve un día que dediqué a lo que decía Arthur Brooks más arriba: regar mis relaciones. Fue el cumpleaños de uno de mis mejores amigos y es de esas situaciones preciosas donde nos reunimos un montón de personas que nos conocemos hace décadas. Esas personas que siempre estuvieron ahí, con quienes crecimos y nos criamos.
Es lindo saber que hay sitios donde uno se siente realmente en casa.
Después de votar me encuentro con mi viejo para ir a comer a una parrilla. Esas conversaciones son siempre similares: qué pasó en la cola mientras esperábamos, cómo pensamos que va a ser el resultado, quién nos gustaría que ganara, nuestras especulaciones.
Hay algo en estos días de votación, esos domingos que a diferencia de los convencionales hay mucho movimiento en la calle, personas con escarapelas, padres explicándoles a sus hijos sobre la importancia de ir a votar y la democracia. Lo siento esperanzador. Después se termina yendo todo al tacho como siempre, pero qué sé yo. Hay algo que me encanta.
En fin. Te dejo para que disfrutes de tu domingo.
Como siempre, recibir observando es gratis, pero hacerlo no. Si te gusta lo que hago y querés colaborar, podés hacerlo de varias manera: aportando mensualmente, comprándome un cafecito o recomendándolo en tus redes para que más gente lo conozca.
Gracias por estar ahí.
Axel
el quote de esta entrega me vino perfecto
en mi pequeña ciudad se ha armado un poco una escena de standup y a veces entra mucho la discusión de si se debe o no ser ofensivo etc
pero tambien hablamos que el stand up debe venir de la honestidad.
Entonces..
gracias
Hola, Axel! Gracias por el boletín de esta semana. Me atrevo a recomendarte, si andás buscando cosas para ver, un documental/larga entrevista, sobre Judy Blume que está en AmazonPrime, creo. Se llama Judy Blume forever. Es una persona encantadora. Me encantaría una entrevista a ella en Wiser than Me, de Julia Louis-Dreyfus, pero bueno, a falta de un cap con ella, vale el documental. Un abrazo y me voy a votar también.