Hola ser del bien, ¿cómo estás?
Sí, sé perfectamente que no aparezco hace como un mes, pero mamita lo que fueron estas semanas y lo que van a ser las que vienen.
Para empezar, con Maca tenemos dengue. Escuchamos un montón de experiencias terribles y por suerte a nosotros no nos está pegando tan fuerte, pero ayer se mezcló con un detallito que teníamos organizado hace meses: nos mudamos. Estamos felices, pero no podría haber caído en peor momento.
Estuvimos desde las 8 hasta las 16.30 en medio de una mudanza. Por suerte nosotros no hicimos nada de fuerza justamente porque estamos enfermos, pero tener que estar ahí, ver que todo vaya bien, indicar dónde van las cosas y demás con un dolor de cuerpo relativamente fuerte y un poco de fiebre fue agotador.
Hoy tengo que hablar con la obra social a ver si me hacen el test para asegurarme de si era dengue o no. Igual el médico con el que hice una videollamada me dijo que por los síntomas que tenía (dolor atrás de los ojos, fiebre sin moco ni dolor de garganta) podía ir preparándome para cantar bingo. Me causó mucha gracia. Siempre había escuchado la frase “tenés todos los números”, pero la de “andá preparándote para cantar bingo” no. Se la voy a robar.
Basta de temas personales con los que probablemente te esté aburriendo. Tengo unas cositas para recomendarte que creo que te van a gustar un montón.
El otro día fuimos a tomar unas cervezas con unos amigos y empezamos a discutir mucho sobre qué es arte, sobre quién puede o no decidir eso. En ese momento Can, una amiga, dijo que había una película de las nominadas a los Oscars que trataba sobre eso: American Fiction.
American Fiction es protagonizada por el genio de Jeffrey Wright, quien encarna a Thelonious "Monk" Ellison, un escritor que ya publicó varias novelas y que es profesor de la Universidad de Los Angeles.
El film cuenta cómo Monk es reconocido en ámbitos más académicos, pero con obras que no le llegan al público masivo. Que no venden. De hecho su último manuscrito fue rechazado por no ser lo "suficientemente negro".
Él, absolutamente contrariado, quiere alejarse de las clásicas novelas estereotípicas que muestran a personas negras en situaciones negativas: negros que roban, pobres, que son policías corruptos, que rapean, que son malos padres.
De hecho hay una escena donde justamente Monk habla de esto que me pareció magistral:
–¿No estás harta de eso? Negros en la pobreza, negros rapeando, negros esclavos, negros asesinados por la policía, narrativas enteras sobre gente negra en circunstancias extremas que mantienen su dignidad antes de morir. No estoy diciendo que estas cosas no sean reales. Son reales, pero también somos más que eso. Es como si escritores como vos no pudieran imaginarnos sin una bota blanca en el cuello.
–¿Te enojas con Bret Easton Ellis o Charles Bukowski por escribir sobre los oprimidos? ¿O tu ira está reservada estrictamente a las mujeres negras?
–Nadie lee a Bukowski pensando que la suya es la experiencia blanca definitiva, pero la gente... los blancos leen tu libro y nos confinan a él. Creen que todos somos así.
En un momento de contrariedad absoluta, sin saber qué hacer, Monk se crea un pseudónimo y escribe la novela más cliché sobre personas negras que pueda existir y la titula Fuck. Todo en plan chiste, con la intención de que le rechacen el manuscrito por ser obvio, por ser burdo, por ser más de lo mismo. Pero la novela se convierte en un éxito.
American Fiction me encantó por un montón de motivos. Porque el cast de la película es magistral, porque quiero y soy fan de Jeffrey Wright desde Westworld, porque toca temas profundos y que particularmente me interesan mucho como qué es arte, quién puede hacer determinado tipo de arte, y porque me hizo reír y entristecerme de igual manera. Es preciosa.
Y me vi otra película que disfruté, para mi sorpresa, muchísimo: Perfect Days. Digo para mi sorpresa porque es una película lenta, muy lenta, prácticamente sin diálogos, pero preciosa y que reivindica una vida más tranquila, apacible, sin tanta conexión constante, de disfrutar lo que nos pone delante la vida y ser felices sin grandes lujos.
Hirayama, un hombre de alrededor de 60 años, es muy feliz con su vida. Trabaja durante el día limpiando baños en Tokio, después vuelve a su casa, lee, escucha música, cuida sus ombúes. Todo va bien.
Es una película sin sobresaltos, no hay momentos de tensión más allá de un par de escenas donde aparece su sobrina, pero ahí radica la belleza de Perfect Days. En un mundo hiperconectado, donde todo hay que monetizarlo, donde todo es producir, nos olvidamos de pequeñas cosas que siempre estuvieron ahí, que no involucran una gran cantidad de dinero y que nos pueden hacer profundamente felices: la música, la lectura y la naturaleza.
“¿Hace falta más?” es la pregunta con la que nos deja la película.
Antes de irme, te comparto una frase del escritor colombiano Mario Mendoza que me parece espectacular:
Es que la persona que no lee cree que lo suyo es muy importante, que sus opiniones son muy importantes, que su vida es muy importante, que sus dolores son muy importantes, que su sufrimiento es muy importante. La persona que lee relativiza: ha sido muchos, se ha multiplicado, se ha expandido.
Hoy es 24 de marzo. Tengamos memoria. Nunca más.
Gracias por estar del otro lado.
Te mando un abrazo.
Axel
Paso a decir que me encanta Mario Mendoza, mucho. Lo último que leí de él es precisamente "Leer es Resistir". Saludos!!
saludos axel. donde yo vivo es muy común el dengue. te recomiendo que descansen mucho, aunque ya se sientan bien, aunque ya parezca que lo sobrellevaron, descansen y sigan indicaciones medicas. fuera de eso, ojala ya haya mas Observandos jaja