Hola, ser del bien. ¿Cómo estás? Yo bien. Muy bien, pero un poco atrasado, ¿no? Creo, no quiero chequear en este momento porque tengo miedo que sea más, que no te escribo desde hace dos meses. Como siempre, estuve con algunas cositas, como dicen ahora los jóvenes.
En este tiempo en el que estuve desaparecido sucedió algo increíble en mi vida. Si me seguís en Instagram no solo ya lo sabés, sino que quizás ya te cansaste de ver sus fotos porque estoy en plan baboso: adoptamos una galga de dos años. Se llama Siesta.
Se parece más a un gato que a un perro porque duerme todo el día panza arriba resoplando desde el sillón que está atrás mío cuando hablo fuerte en las llamadas de trabajo. La tenemos hace un mes y medio. Darme cuenta cómo poco a poco, con el paso del tiempo, ella va entrando en confianza, me pone feliz. Nos reconoce, va mostrándonos su verdadera personalidad al sentirse segura, responde a su nombre. Y también me cumplió el sueño de traerme la pelota cuando se la tiro.
Es negra y tiene una especie de antifaz marrón precioso que le cubre la cara, con las patitas del mismo color. Como un dóberman. Te mira todo el tiempo con la cabeza gacha y los ojitos para arriba, como hace el gato con botas de Shrek, y cuando está acostada levanta la patita mientras te acercás para que le hagas mimos.
Haber decidido adoptar una mascota no me parece algo trivial. Saber que iba a tener que cuidar a un ser por tantos años me daba un poco de ansiedad, pero todo es felicidad, paseos y siestas en la cama los fines de semana.
No suelo incluir fotos en observando, pero no puedo aguantarme. Te dejo una para que la conozcas:
Ah, aviso parroquial. Si ven a un pibe levantando caca de su galga con arcadas, soy yo. No puedo superarlo todavía.
Pero Siesta no es lo único en lo que estuve enfocando mis energías en los últimos meses. Hace una semana finalmente vio la luz un proyecto en el que vengo trabajando hace tiempo. Con dos colegas y amigos, Juli Quintana y Sebastián Hacher, hicimos un chatbot, Eva, que cuenta en primera persona la historia de una privada de libertad por tráfico de drogas que está en la cárcel del Buen Pastor, en Asunción, Paraguay.
A Eva la detuvieron con más de 2 kg de cocaína en la valija mientras intentaba viajar a Madrid. No tenía ninguna preparación para hacerlo. Su historia es similar a la de más de cuatrocientas mujeres que están privadas de su libertad por “el tráfico ilícito de estupefacientes y drogas peligrosas”. En Paraguay es un tema complejo, porque cuatro de cada diez mujeres presas están acusadas de transgredir esta ley.
A partir de una serie de entrevistas que Juli le hizo a Eva nos pusimos a trabajar en contar su historia en primera persona a través de un chatbot escondiendo algunos datos de su vida privada para no ponerla en riesgo porque su proceso judicial todavía continúa.
Como explicamos en El Surti, un medio paraguayo increíble que llevan adelante Jazmín Acuña y Alejandro Valdez Sanabria y que impulsó este experimento periodístico y de diseño en el que amé participar, tratamos de respetar al máximo sus palabras y solo omitimos información, como dije antes, para protegerla. Espero que, si chateas con Eva, te guste lo que hicimos. Primero porque visibiliza un tema complejo que muchísimas mujeres están atravesando. Segundo porque trabajamos un montón y creo que quedó muy copado.
En otro orden de cosas que nada que ver, me compré una PlayStation 5. Raro, la verdad, porque no soy demasiado gamer. Pero hace tiempo quería tener una consola. Cosas de la vejez, qué sé yo.
El primer juego que empecé y terminé es el Red Dead Redemption 2, catalogado como uno de los mejores de la historia. Lo viví más como una película en la que pude participar que como un juego. Va de forajidos en un mundo que está pasando del lejano oeste y las no-leyes a la modernidad. Un lugar que está expulsando a parte de sus habitantes y en el que muchos no encuentran lugar. Estos forajidos saben, de alguna manera, que su mundo se está terminando. Y con ese mundo sus vidas.
Me resultó llamativo emocionarme y conectar tanto con un juego, pero pasó, así que si tenés la posibilidad de jugarlo, incluso si no sos demasiado gamer, te diría que vale la pena atravesar esa historia.
Estuve consumiendo pocas series, películas, libros y cuando sí lo hice no elegí muy bien, porque no fueron cosas para recomendar tanto. Ahora estoy leyendo Las cinco personas que encontrarás en el cielo, de Mitch Albom, porque me conquistó su primer párrafo. Te lo dejo, porque quizás también te conquiste a vos:
Este relato es sobre un hombre que se llamaba Eddie y empieza por el final, con Eddie muriendo al sol. Puede parecer raro que un relato empiece por el final, pero todos los finales también son comienzos, lo que pasa es que no lo sabemos en su momento.
Qué lindo escribir tan bien, ¿no? Potente.
Estoy escuchando a un artista que me voló la cabeza como no me pasaba hacía años con nadie. Se llama Berlioz. Es un DJ francés que mezcla música electrónica tranca con jazz de una manera única. El nombre de uno de sus primeros EPs, Jazz is for ordinary people, es una clara muestra de su filosofía, porque su manera de acercarse al jazz hizo que oídos poco entrenados en ese estilo, como el mío, se enamoraran. No sabés cuánto te lo recomiendo. De paso, te garroneo recomendación: si conocés algún artista similar, pasame el dato. No estoy encontrando.
Ah, no me quiero ir sin darle las gracias a Lito, quien me dejó un mensaje cortito pero certero en el último envío diciendo solo “¿Dónde estás, Axel?”. De alguna manera, ese mensaje me dio el empujón de hacer este observando.
Espero que vos, como él, también me hayas extrañado un poco.
Te mando un abrazo y te agradezco por estar siempre del otro lado. No me deja de resultar muy zarpado.
Axel
Que bueno leerte de vuelta!!! <3
Hacías falta por acà! Bienvenida Siesta💛💛💛💛💛💛